|
|
La imagen del Señor de los Temblores, Patrón Jurado del Cusco, está unida a la historia de la Iglesia Católica cusqueña y únicamente, gracias a las “Actas Capitulares Libro I y II, noticias de Diego Esquivel y Navia y las Cartas del Obispo Mollinedo y Angulo”, se están esclareciendo algunas incógnitas.
Tradicionalmente se creía que la imagen fue donada por el Rey Carlos V de España, pero históricamente la obra data de alrededor de 1620, período del Rey Felipe II, quien escuchó los informes del arquitecto del Escorial, diciendo que los “indios del Perú seguían adorando al Sol y que es sus fiestas recordaban a las deidades de su gentilidad”. Al oír tal cosa, manda hacer en Sevilla la imagen de un Santo Cristo de gran talla y belleza, pero distinto a los que veneran en España; éste debía tener color cobrizo y fracciones que les permitieran a los indios reconocerse en la propia imagen. |
|
|
|
|
|
|
Concluida la obra, es enviada al Virreinato del Perú, asegurada en un arca y afianzada en la cubierta de una nave destinada a cruzar el mar y llegar al puerto del Callao, desde donde sería trasladada a la ciudad del Cusco. Pero resulta que en alta mar, la embarcación sufrió amenazantes tormentas y los sacerdotes comisionados, en su desesperación, sacaron del baúl al Santo Cristo, lo aseguraron al trinquete mayor e imploraron piedad y clemencia para que detuviera la furia del mar y así fue. Se tranquilizaron las aguas y en agradecimiento le llamaron con el nombre de SEÑOR DE LAS TORMENTAS.
Una vez en el puerto del Callao, la imagen debía ser transportada al Cusco, encomendándose la tarea a un conocido arriero español afincado en la Villa de Mollepata (Anta - Cusco). Después de un viaje lleno de incidentes, arribaron al lugar de la última jornada antes de llegar a Cusco, este lugar fue el pueblo de Mollepata. La comitiva se detuvo para descansar unos días, pero al querer reiniciar el viaje sucedió algo inaudito. El arcón que contenía la imagen se tronó tan pesado que no pudieron ni moverlo. La gente dijo que era porque la imagen deseaba permanecer en ese lugar y la comitiva se vio obligada a dejarlo, no sin antes imponer como condición a los moradores que debían levantarle un templo. Por supuesto que todo fue una farsa del arriero cuya verdadera intención era quedarse con la hermosa imagen, de fina escultura y armónica anatomía y de la que se afirma es muy parecida al Señor de Burgos en España, por lo que es conocida como SEÑOR MANUEL DE EXALTACION DE MOLLEPATA.
|
Así, para cumplir su compromiso, el arriero mandó hacer secretamente otra imagen, obra que fue encomendada a un imaginero indio de la zona y fue este otro Santo Cristo el que entregaron a la Catedral del Cusco. La escultura, de facciones grotescas y anatomía asimétrica, fue modelada en pergamino de llama, con el busto hueco y muy poco valor estético. Sin embargo, es admirada y querida por el pueblo cusqueño por sus portentosos milagros y fue así desde el momento que ingresó a la Catedral y le llamaron CRISTO DE LA BUENA MUERTE. Después, asombró a la población cuando amainó el gran terremoto del jueves 31 de marzo de 1650, siendo conocido desde entonces como SEÑOR DE LOS TEMBLORES.
El color de su piel ha cambiado con los años, por el humo de los cirios y la resina de las flores de NUKCH´O (solaria histeria), que es de un color rojo escarlata y por esta razón es conocida como CRISTO MORENO Y CRISTO INDIO. Su fiesta litúrgica fue señalada el 14 de septiembre, día de la Exaltación de la Cruz y el año de 1924 fue cambiada al último domingo de octubre, día de Cristo Rey.
En el año de 1720, la ciudad del Cusco fue asolada por una peste que sólo se detuvo después de sacar en procesión al Santo Cristo y es así como, por decisión del pueblo fue proclamado PATRON JURADO DEL CUSCO, desplazando al PATRON SANTIAGO que había sido nominado como tal por los españoles en 1646.
La procesión fue instituida el 31 de marzo de 1650, en recuerdo al terremoto, y en 1741 fue cambiada al día de Lunes Santo, marcando el inicio de la Semana Santa. El |
|
recorrido de la procesión sigue tal como se estableció en ese entonces. Sale de la Catedral, visita el templo de Santa teresa, donde cambia su sudario para luego dirigirse al templo de la Merced, donde le espera la Virgen de la Soledad. En todo su recorrido recibe multitudinario homenaje y antes de ingresar nuevamente a su templo, bendice a sus fieles devotos que se cuentan por miles.
En 1930, por orden de un general, Presidente de la República, su capilla fue desmantelada, de la cual extrajeron 497 marcos de plata, material que servirá para enchapar el altar mayor de la Catedral. Ese mismo año, su Mayordomo, Rafael Rivera Silva, remodela su altar con estuco.
El 21 de mayo de 1950, a la 1 y 40 de la tarde, la ciudad de los incas sufre nuevamente un remezón tan fuerte que hizo que se desplomaran los templos y casonas. Pasada una media hora, la gente se habre camino y pasando por sobre los escombros, ingresa a la Catedral para sacar al TAYTACHA DE LOS TEMBLORES en procesión.
El 5 de abril de 1986, a las 3 y 30 de la tarde, el Cusco soporta otro movimiento sísmico. Los católicos populares arguyeron que era un castigo del TAYTACHA por el robo de la corona de oro, la misma que había sido obsequiada por el Virrey Francisco de Borja y Aragón en nombre del Rey Carlos I de España Carlos V, emperador de Alemania. El fatal latrocinio fue cometido antes de la llegada al Cusco del Papa Juan pablo II (3 de febrero de 1985). |
En 1989, gracias a la gestión de Monseñor Mario Gálvez Tió, Vicario Capitular, y miembros de la Confraternidad, señores Jesús Lambarri, Concepción B. de Pola, Laura F. de Dueñas, Luzmila de Ochoa y Ricardo Castro Pinto, fue renovado y embellecido el altar del TAYTACHA, con hermosa platería y dorado en sus cornisas.
EE 9 de mayo del 2001, después de una solemne misa, los esposos Hilda Kalinowski y Luis Navarrete Lechuga donan al TAYTACHA dos hermosas coronas, una de oro y otra de plata, réplicas de la corona original que nunca fue recuperada. Recibió este obsequio el Monseñor Mayorga, y en representación de la Confraternidad, los señores Washington Peralta y Ricardo Castro Pinto.
Cada día, muchos fieles devotos se hacen presentes ante el Señor, para implorar misericordia; llenos de fe infinita le piden ayuda a su TAYTACHA DE LOS TEMBLORES.
Dr. Abraham Valencia Espinoza |
|
|